Cuando todos los preparativos, nervios y prisas quedan
atrás.
Cuando en ese momento te das cuenta de todo lo que empieza
para ti.
Y ahí estás tú, rodeada de la gente que más te quiere, acompañándote
en una de las mejores experiencias de tu vida.
Porque empieza el tiempo de disfrutar cada segundo, de
guardártelos en lo más profundo de tu corazón, congelando esos momentos que
sabes que siempre serán tuyos.
Y todo esto se refleja en tu cara, que es la felicidad
personificada.